44 millones de chinos sufre fluorosis, una enfermedad ocasionada por una exposición prolongada al flúor.
Aunque este mineral es conocido por sus beneficios dentales, la ingesta de grandes cantidades de flúor durante mucho tiempo puede ocasionar daños en los dientes y graves problemas esqueléticos. La fluorosis, que es como se llama el trastorno, se debe fundamentalmente al consumo de agua potable con exceso de flúor.
El mineral se encuentra en todas las aguas naturales en mayor o en menor medida, pero en ciertos casos es tal cantidad que se vuelve nocivo. Así sucede con las aguas de zonas montañosas con sedimentos marinos (como en Irak, Irán, Siria, Turquía y el cinturón mediterráneo), rocas volcánicas (el caso de los países del valle del Rift, en África) y metamórficas, tal y como sucede en China. La fluorosis es endémica en 22 países. Los principales afectados son India y China.
La enfermedad es endémica en todas las provincias, municipalidades y regiones autónomas chinas, salvo Shanghai. Según un informe de la OMS sobre el trastorno, 1.200 condados chinos y unas 150.000 aldeas están afectadas por la fluorosis. En algunas zonas del norte y el centro del país, los niveles de flúor son cinco veces más elevados que los establecidos por la OMS como normales (1 mg por cada litro de agua).
Sin dientes
El gobierno chino calcula que unos 26 millones de personas sufren fluorosis dental por el agua que beben. Los dientes se vuelven jaspeados y descoloridos. Empiezan con unas pequeñas manchas blancas y paulatinamente se ponen marrones y, finalmente, negros. Muchos se caen.
Otros 16 millones y medio de chinos desarrollan este problema odontológico a causa del aire contaminado. En muchas zonas rurales, el carbón es el principal combustible y el humo que desprende está cargado de flúor. Otra de las fuentes de contaminación es un té muy compacto, formado por hojas viejas y raíces que también acumulan el mineral.
La fluorosis dental se desarrolla en la infancia (en niños de ocho años o menores), en el momento en el que los dientes se forman bajo las encías. Muchos habitantes de regiones donde la enfermedad es endémica pierden los dientes a edades muy tempranas.
Pero a medida que aumentan los niveles y el tiempo de exposición al flúor, surge la versión más grave e invalidante de la enfermedad, que afecta a los huesos. Dos millones de chinos más padecen fluorosis esquelética, también por las mencionadas fuentes (agua demasiado fluorada y combustión de carbón).
Con la acumulación de flúor, los huesos se vuelven frágiles y quebradizos. Inicialmente, aumenta la masa ósea y estos cambios van produciendo rigidez y dolor en las articulaciones y la espalda. En sus manifestaciones más graves, la fluorosis esquelética es muy invalidante: los ligamentos se calcifican, se pierde masa ósea y surgen los problemas neurológicos por la compresión de la médula.
Como la gran fuente de contaminación es el agua, la principal medida preventiva ha de ser liberarla del exceso de flúor. Desde los años 80, diversos proyectos dirigidos a mejorar la calidad del agua potable mediante técnicas de desfluorización han demostrado su eficacia. Las autoridades chinas también han apostado por las medidas educativas para que la población mejore sus hornos y estufas y se evite así la contaminación por el carbón.
Visto en: elmundo.es
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